Parado en el filo de la plataforma de 10 metros, mirando hacia la
alberca un niño tiembla de miedo e imagina el peor de los dolores al caer, el
miedo lo lleva hasta fantasear con su muerte y las heridas que obtendrá de tan arriesgada
proeza, mientras que su profesor de educación física le grita: ¡salta!, por un
momento este temor lo lleva hacia atrás, voltea buscando la escalera que esta
llena de niños esperando su turno, nuevamente el grito de ¡salta! se escucha,
esta vez más fuerte y un ¡hazlo ya!. Nuestro
niño mira alrededor y encuentra entre la multitud que lo mira aquella niña que
le gusta, entonces mide las consecuencias de no saltar y antes de arriesgarse a
perder la aprobación de su amada, decide saltar; total “la vida no vale nada” decía
el famoso cantautor ranchero José Alfredo Jiménez. Al caer y salir del fondo de
la alberca descubre que no había por que temer, que la experiencia de vencer al
miedo fortalece el ego y la autoestima, por lo cual sale como campeón de la
alberca mirando de re ojo a aquella dulcinea, mientras se en fila a la escalera
de la plataforma para repetir su proeza y demostrar su hombría.
Muchas veces los miedos en nuestra vida son
creados por acontecimientos o experiencias pasadas, pero la mayoría de las
veces son fantasías de los sucesos que pudieran suceder en el futuro,
desgraciadamente por nuestro sistema educativo y familiar, estas fantasías
tienen un tema negativo, corresponden a situaciones inexistentes, seguramente
ustedes han escuchado desde niño frases como: ¡te vas a caer!, ¡si te alejas te
pierdes!, ¡te van a robar!, ¡Si no estudias serás un don nadie!, Todas las
anteriores corresponden a consecuencias negativas, que impiden realmente medir
el riesgo real de cada acontecimiento, ya que la vida puede traer siempre con
cada acto consecuencias positivas y negativas con diferentes porcentajes y
alcances. Así es que repetimos y aprendemos estos patrones y lo llevamos a
justificar nuestra falta de acción o tomar riesgos a situaciones reales, esta
falta de acción muchas veces nos impide crecimiento y con ello generación de felicidad,
estableciendo en nuestro comportamiento paradigmas y barreras.
El miedo por si mismo no es malo, el corredor de
autos de formula uno Michael Schumacher decía que el miedo era aquella cosa que
te impedía tomar decisiones imprudentes que te acercaban a morir; de hecho las
personas mas efectivas sienten miedo, pero no dejan que este los maneje, si no
al contrario saben como manejarlo y utilizarlo como identificador de cambio.
Desde el punto de vista biológico, el miedo es un
esquema adaptativo,
y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir
al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese
sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie.
Desde el punto de vista neurológico es una forma común de
organización del cerebro primario de los seres vivos,
y esencialmente consiste en la activación de la amígdala,
situada en el lóbulo temporal.
Desde el punto de vista psicológico, es un estado
afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al
medio, que provoca angustia y ansiedad en la persona, ya que la persona puede
sentir miedo sin que parezca existir un motivo claro.
Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a temer
objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de
manera compleja con otros sentimientos (miedo
al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte,
miedo al ridículo) y guarda estrecha relación con los distintos
elementos de la cultura.
Desde el punto de vista evolutivo el miedo es un complemento y una
extensión de la función del dolor. El miedo nos alerta de peligros que no nos han
ocasionado algún dolor, sino más bien una amenaza a la salud o a la
supervivencia. Del mismo modo en que el dolor aparece cuando algo nocivo ataca
nuestro cuerpo el miedo aparece en medio de una situación en la que se corre
peligro.
Pero como todos los excesos de este sentimiento
y el acostumbrarse al mismo, nos genera restricciones y poca efectividad en
nuestra vida.
Si tu no sales para que no te roben nada en la
calle, no vas al mar para no ahogarte, no te separas de tu pareja para no
quedarte solo, no tienes novio para no salir lastimado, o no cambias de trabajo
por no quedarte sin oportunidades y dinero; seguramente eres una persona que
tiende a comportamientos restringidos por el miedo, es decir a no poder manejar
la presencia del miedo en el actuar cotidiano y a moverte fuera de tu área de
confort y conocida; y con ellos perderte experiencias positivas y de
crecimiento.
La única forma de vencer al miedo es generando acción,
y cambiar los pensamientos negativos por positivos, a través de fantasías
ganadoras, si tu piensas que aquella mujer que te gusto, cuando te acerques te
rechazara y te detienes ante eso, acabaras tu mismo con tus posibilidades; en
cambio si piensas en que seguramente ella te dará su teléfono, suceda o no,
tienes el 50% de posibilidades de tener éxito.
Lo que te quiero decir es que cada acción tiene
consecuencias, y estas no solo son negativas, hacer conciencia de que existen
ambas y apostar a ganar te dará con el tiempo y practica, mayor sensibilidad y
certeza a escoger aquellas oportunidades que te acercaran a la obtención de
felicidad.
Dos claves funcionales:
- Construye una afirmación positiva, no importa lo sencilla que sea, la intención es que te apoye a vencer a tu miedo y conseguir tus metas. Las afirmaciones positivas son declaraciones que formulamos sobre lo que es verdad y cierto (o queremos que lo sea) para nosotros. Tienen por objetivo el sentirnos mejor y tener una actitud positiva ante la vida y creadora de nuestra propia realidad. (soy un hombre exitoso merecedor de cualquier trabajo).
Las afirmaciones positivas deben tener tres
elementos básicos
Estar redactadas en primera persona,
utilizando el tiempo verbal presente y usando un lenguaje positivo/afirmativo.
Deben tener un efecto emocional.
Deben ser ciertas para ti.
- Actúa como tu héroe, aunque suene a fantasía, muchas veces pensar en como actuaria algún héroe en una circunstancia especifica y tomar ese rol aporta un sentimiento de confianza adicional, por ejemplo: como se acercaría James Bond a una mujer, seguramente lo haría sin miedo y hasta con exceso de confianza, visualizar previamente este actuar genera posibilidades de éxito, ya que lo héroes no fracasan.