martes, 1 de agosto de 2017

Con las flores en la mano, la intención en la boca y la perdida en el corazón.

La conocí durante la universidad, 13 años atrás, en ese momento no fue más que una compañera y aunque después compartimos café, mesa y amigos, mi mente la bloqueo como algo más, ¡cuéntale tus planes a Dios y él se reirá de ellos!
Para mi ella era lugar seguro, persona que no pretendía más que mi compañía, no había que blofear, presumir o actuar bien, compartíamos pasatiempos e ideas y ahí fue donde las circunstancias, la situación y la convivencia diaria modifico mi sentir.

Un café y una entrada a comprar ropa cambio todo, no hubo preámbulo, solo que  mientras ella se probaba los vestidos yo solo podía ver su silueta y belleza, pensaba en la perfección del momento, en su risa, en su mirada, pensaba en lo que podrían ser mis días con ella. Desde ahí cada vez que la veía me debatía entre verla como amiga o intentar algo más, le deje la decisión al tiempo, mientras los que nos rodeaban apostaban más que nosotros mismos, a que estuviéramos juntos, así la vida, así los miedos, así las circunstancias.

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, nadie entrega lo que no tiene, nadie ofrece lo que carece y desconoce, así pues llego el tercero en discordia, aquel que siendo su pareja se alejó, aquel que regreso a pelear por aquello que era suyo.
Bien dicen que donde hubo amor, cenizas quedan, así ella lo afronto, decidió verle y hablar.

Me tope con la clásica historia de querer estar con alguien, ese alguien con otra persona, pero confundida con la situación y obvio un tercero involucrado con el poder de la historia y acción. Así pues, mientras consolaba su dolor, aguantándome el mio, decidí no morderme los labios para callar, decidí evidenciar lo que ella en realidad ya sabia, y no necesariamente en palabras, si en actos describía.

¿Qué pretendes no saber?, si las rosas tienen firma, la canción dedicatoria, los besos intención y la historia tu nombre.

La cite para cenar, pase por ella y prepare mi campo de batalla, así es que ahí estaba yo con las flores en la mano, la intención en la boca y la perdida en el corazón.
Yo sabia que perdería, sabia que no se puede competir contra una experiencia previa de amor, aunque al final no haya sido exitosa, pero soy de los que igualmente se enfrentan, se presentan ante las peores circunstancias, por que creo que hasta para perder hay que hacerlo con clase y osadía, es mi forma, es mi vida es mi decisión.

Tuve mi oportunidad, tome sus manos y corazón por una noche, fue mía un instante, pequeños momentos, pero al menos le deje en el corazón una probada de lo que juntos pudimos ser.

No hubo trascendencia, ni historia de amor, no habrá mas rosas, ni canciones, ni café en las mañanas, ni bebidas exóticas, ni amigos, ni juegos, pero quedara un recuerdo, un momento y una clara intención.

Escribo esto hoy, porque por diferentes situaciones, personas están dejando ir buenas posibilidades de vida, esperando o amando a personas equivocadas, personas que callan sus sentimientos mientras muerden sus labios,  personas que no saben lo que tienen y lo están perdiendo, personas que no saben las consecuencias de sus actos, personas que no han descifrado intenciones, o que tal vez la sepan y no quieran asumirlas. Hay mil posibilidades de éxito o fracaso, pero el único responsable de ello es aquel que se refleja en tu espejo.

Hoy que me lees quiero decirte que es mejor ser un extraño que parte en paz a un mentiroso que finge amistad, es mejor ofrecer lo que se tiene a guardarlo en un cajón, es mejor perder que suspirar oportunidades imposibles, es mejor dejar avanzar y retirarse, a quedarse y complicarse. El amor no tiene tiempo, escusas, o caretas, hay que aprender a valorar la realidad por encima de la fantasía, los hechos por encima de palabras y la honestidad por encima de la omisión.